Agustín Martínez nació en Lorca, Murcia, en 1975. Licenciado en Imagen y Sonido por la Universidad Complutense de Madrid, inició su carrera profesional en la publicidad, pero pronto se cruzó en su camino la escritura de guiones de ficción para televisión, trabajo que ha ido alternando con la dirección de programas y colaboraciones en la radio en espacios como Un lugar llamado mundo (Premios Ondas 2014). Desde 1999, año en el que escribió el primer guión, son muchas las series en las que ha participado, unas veces como creador, otras como guionista: La chica de ayer, Crematorio o Unidad Especial de Homicidios son algunos ejemplos.
Monteperdido. Ana y Lucía, dos amigas de once años, vecinas de un pueblo de los Pirineos, salen del colegio y se dirigen a sus casas. Nunca llegan a su destino. Nadie vuelve a verlas.
Cinco años después. Entre los restos de un coche accidentado en un desfiladero cercano, aparecen el cadáver de un hombre y una adolescente malherida y desorientada. Resulta ser Ana, una de las niñas desaparecidas tiempo atrás. Mientras todo el pueblo intenta asimilar el giro de los acontecimientos, el caso se reabre. ¿Quién es el hombre muerto? ¿Quién estuvo tras el secuestro de las niñas? ¿Seguirá Lucía con vida?
Las respuestas a estas preguntas esconden actos terribles que muchos habitantes de Monteperdido lucharán hasta el final por mantener en secreto.
Monteperdido es un thriller narrado en tercera persona en totalidad. Se distinguen pasajes en cursiva en el interior de la novela, pero están también narrados en tercera persona, aunque enfocan de otra manera a los personajes que están incluidos en esa narración en cursiva.
Esta es una novela con un número elevado de personajes para tratarse de un thriller, aunque bien es verdad que ninguno sobra ni falta, y esto hace que mires con lupa a cada uno de ellos intentando averiguar quién es el culpable de la desaparición de Ana y Lucía.
Por un lado, tenemos a Ana y Lucía, dos niñas que fueron secuestradas cuando tenían 11 años. Ese es el primer contacto que tenemos con la novela, la primera información que se nos da. Cinco años después, Ana aparece tras tener un accidente de coche con otra persona, el primer sospechoso (Simón Herrera). A partir de aquí, se nos presenta a Sara, Santiago y Víctor, los principales investigadores del caso, y a las familias de las chicas: Joaquín Castán y Monserrat (padres de Lucía) y Álvaro y Raquel ("afortunados" padres de Ana). El resto del elenco de personajes son gentes del pueblo, y a cada uno habrá que investigarle bien, porque todos parecen ser sospechosos: Nicolás, Román, Rafael...
Al principio de la novela hay un ritmo un poco lento, situaciones que no tienen por qué darse o que pueden llegar a dar la sensación de que no tienen lugar en la historia. En las primeras páginas yo estuve un poco perdida y estaba reacia a continuar, pero alguien me animó a que siguiera adelante, y menos mal que le hice caso. Hay un punto, una "barrera cero" en la que, literalmente, no puedes dejar de leer. Todo empieza a ir mucho más rápido, a encajar, todo cobra sentido de repente... Es increíble. Hay que leerla.
Aunque al principio me costara pillarle el ritmo me alegro de haber continuado, porque me he encontrado con una novela que evoluciona vertiginosamente. Me ha dado la sensación de que esa "lentitud" del principio estaba marcada a propósito para que no fueras a velocidad relámpago y te diera tiempo a encajar todas las piezas a la vez que los propios investigadores de la novela, y esto solo lo puede conseguir alguien con la experiencia que tiene el escritor a sus espaldas.
Una pega que se le puede encontrar al libro es que los capítulos son excesivamente largos, y eso del "un capítulo más" no funciona con esta novela. Aunque pasadas las primeras 100 páginas ya no tienes esa sensación de que te vas a perder si dejas el libro para otro rato.
El perfil de los personajes me ha parecido muy acertado. Arriesgado en algunos casos (como en el de Sara, la principal investigadora), pero acertado en todo momento. Son personajes muy logrados, personas que te puedes encontrar en tu día a día. Y otra cosa que, además, ha sabido reflejar muy bien, es el sufrimiento de unos padres que pierden a sus hijas, o mejor dicho, unos padres a quienes les arrebatan a sus hijas. Ha sido una visión muy lograda y yo he conseguido ponerme en la piel de estos personajes.
Sin más, os invito a que leáis la novela, porque pasaréis más de un rato de angustia y os meteréis en ese papel de "perseguidores" del malo.