El pasado 25 de febrero (sí, sí, me he retrasado un poquito
:P) tuve el placer de conocer a Miguel Sáez Carral en un encuentro que tuvo
lugar en El Terral, un bar de Madrid. Nos presentaba su novela Apaches, una
historia basada en hechos reales que el autor ha publicado ahora pero que
llevaba tiempo queriendo sacar a la luz. Su historia, en la que él es el
protagonista.
Era un encuentro para bloggers, pero no al uso. Cuando
llegamos, fuimos a la planta baja del
bar, donde había un sofá en el que se sentaron Miguel y su editora, y todos los
demás nos sentamos alrededor.
Miguel nos contó que esta novela es su versión de los
hechos, ya que todo el mundo tiene una versión. Nos cuenta que la trama del
libro es real, pero cuando lo escribió no era literario; es decir, es “una
trama real llevada a lo literario”.
Le preguntan a Miguel si todos los personajes que aparecen
son reales, a lo que él contesta que sí, pero que no todos cumplen con el papel
que tienen en la novela.
La verdad es que en todo momento Miguel se mostró receptivo,
contestó a todo sin dudar, pero siempre que tocaba el tema de su padre se le
trababan las respuestas. Llevaba mucho tiempo queriendo sacar a la luz esta
historia, pero siempre tuvo claro que no la sacaría mientras su padre viviera,
ya que no quería que sufriera al tener que revivir la historia de nuevo. Se
nota que Miguel tiene en un pedestal a su padre, tanto en la novela como en la
vida real… Y es que ¿hasta dónde llegaríamos por nuestros padres? Miguel llega
muy lejos, y la verdad es que aunque el fin no justifica los medios, en este
caso esta afirmación es muy banal. Una vez hubo escrito su propia historia,
como lo cuenta tal y como lo vivió, nos dice que antes de publicar nada, pidió
permiso a sus hermanas, porque también es una historia que les toca muy de
cerca a ellas. En cuanto obtuvo su permiso, se decidió a publicarla.
Nos dice que no le cuesta contar esta historia, en el
sentido de que lleva toda la vida contando historias, pero reconoce que le
causó dolor escribirla y que incluso a veces tenía que parar porque se le
empañaban los ojos al recordar todo lo que vivió.
Cuando la gente que le conoce lee la novela, piensa que hay
más ficción que real, cuando todo lo que hay es real, e incluso él mismo reconoce
que algunas cosas las ha tenido que “maquillar” para que fuera más verosímil
(nos pone el ejemplo de que el dinero que pierde en la novela es muchísimo
menos del que pierde en la vida real). Lo que nos dice el autor es que “no
importa lo duro que sea el golpe, de todo se sale”.
Le preguntaron a Miguel si consideraba que su novela
pertenecía al género negro, y el mantiene que no, que es una novela de amor, de
círculos de amor concretamente. Amor por su padre, amor de su padre por él,
amor hacia sus hermanas, hacia sus amigos… una novela de amor al fin y al cabo.
También que es una novela dramática: “Apaches es una novela que deja posos.
Necesitas tiempo para asimilar lo que has leído”. En mi opinión (y en la de
muchos de los que estábamos allí), un buen libro es el que te deja pensando
cuando acabas de leerlo, es aquel que tienes que asimilar, y que tienes días y
días en la mente, resolviendo los conflictos que se te crean al leerla. Y os
adelanto que Apaches es una novela de este tipo. Por desgracia no he podido
acabarla aún, pero si todo va bien tendréis la reseña el día 17 sin falta. Y de
hecho, sin hacer la reseña os recomiendo que vayáis a vuestra librería más
cercana y la compréis, y la leáis. Tranquilamente, porque no es una novela que
te puedas meter de carrerilla... necesitas tus momentos, y por eso yo no la he
acabado aún, porque tengo que ir poco a poco para poder encajar los golpes que
se dan, los giros, y los malos tragos.
Si os asusta que la novela sea larga, fijaos lo que dice el
autor: “El manuscrito era más largo de lo que es la novela ahora mismo.
Necesitaba a alguien que me ayudara a acabarlo, porque aún necesitaba pulir el
final”.
Por último, le preguntaron a Miguel cuál fue la parte más
dura de escribir, y tras pensárselo un momento dijo que las conversaciones con
su padre fue lo más duro de revivir.
A la pregunta de si se animará a seguir con la novela, dice
que sí, porque tiene otra gran historia que contar. Miguel es guionista (ha
sido guionista jefe de Sin tetas no hay paraíso, y también de Al salir de
clase). Dice que le da igual escribir guiones o novelas, que a él lo que le
gusta es contar historias, pero también dice que en un guión es más complicado
poner todo lo que quisieras porque hay que tener otras cosas en cuenta. Pero
aún así, a la pregunta de si le gusta más escribir guiones o novelas, dice que
no es que le guste más uno u otro, que le gusta eso: contar historias; pero con
Apaches siente algo que “no ha sentido escribiendo nada más”.
Acabando ya con la crónica, he de deciros que cuando supe
que Miguel había sido guionista de Al salir de clase, aplaudí internamente (me
considero fan de la serie); pero desde luego, descubrirle como novelista ha
sido un gran hallazgo, porque tiene una prosa tan realista, que no cuesta nada
leer. Y que no os asuste que sea extensa, porque realmente se leería en un
momento, porque la progresión que lleva es muy ágil. Aunque en este caso he de
reconocer que es mejor disfrutar poco a poco de ella, y leérsela en pequeñas
partes para poder absorber toda la esencia que nos quiere transmitir el autor.
Fue un verdadero placer compartir esas horas con él y con
los demás bloggeros. Especialmente con uno que me gustó conocer, porque es
compañero de Momentos de silencio compartido, Pedro, de El búho entre libros.
Un placer conocerte y un placer compartir con todos este encuentro.
Gracias por contárnoslo, debió ser muy interesante, besotes
ResponderEliminarQué suerte poder acudir a este tipo de actos, por aquí no suele haber. A mí también me gustaba mucho Al salir de clase :)
ResponderEliminarBesos
Gracias por la crónica! Cada vez le tengo más ganitas a esta novela.
ResponderEliminarBesotes!!
Fue una presentación muy entretenida
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