Hola, ¿te acuerdas de mí?

Alana es una periodista independiente que se refugia en su profesión porque es muy escéptica en cuestiones de amor. Un día, la revista para la que trabaja le encarga un reportaje en Nueva York, y allí, los caprichos del destino harán que conozca a Joel Parker, un atractivo norteamericano. Sin em­bargo, cuando Alana descubre que es capitán de la primera división de Marines del ejército de Estados Unidos, huye de él sin mediar palabra.

Incapaz de entender la reacción de Alana, el capitán Parker hace todo lo posible por comprenderla, hasta que descubre que el padre de la joven fue, como él, militar americano.Sin proponérselo y casi sin quererlo, Alana encontrará en Joel esa clase de amor especial e irrepetible del que su madre siempre le había hablado. Pero se topará también con una dolorosa parte de su pasado que nunca conoció y que su madre jamás pudo olvidar: su padre.

Hola, ¿te acuerdas de mí? nos sumerge en dos historias paralelas con un final de película: dos relaciones en diferentes épocas, en distintas ciudades y con unas circunstancias que nada tienen en común, pero en las que el amor se convierte en el gran protagonista.

En esta novela, Megan Maxwell se ha decantado por un narrador en tercera persona, omnisciente, pero claramente inclinado a contar la versión de sus protagonistas femeninas (Carmen en la primera parte, Alana en la segunda). Me ha parecido un acierto, porque esta novela no era para contarse en primera persona, sino en tercera, porque así hay detalles que no se han escapado y hemos podido conocer mejor la historia que engloba la novela.

Los personajes son muy al estilo de Megan: las mujeres fuertes, los hombres más amilanados (por decirlo de alguna manera). Todas las relaciones entre protagonistas empiezan igual, así que no es nada sorpresivo que empiecen con mal pie para luego amarse eternamente. Aún así, siguen siendo de los pocos personajes que me gustan, porque las mujeres no son mojigatas y los hombres no son imbéciles empedernidos que se creen lo mejor del mundo mundial. Eso sí, en la realidad no es como lo pinta esta escritora, y eso todo el mundo lo sabe.

En Hola, ¿te acuerdas de mí?, se mantiene el mismo ritmo ágil, sencillo de seguir y con gancho (la novela te la puedes leer fácil en un par de ratos), y además en este caso hay dos líneas temporales: la que comprende la historia de Carmen y Teddy, en el pasado; y la que comprende la historia de Alana y Joel, en la actualidad. 

¿Por qué sigo leyendo las novelas de Megan Maxwell si ha llegado un momento en que son todas casi iguales? Pues por una sencilla razón: me parecen novelas perfectas para intercalar con otras más densas. Mucha gente piensa que esto es malo, y no es así. Hay que tener en cuenta que los libros es como la música: cada una tiene su momento, y tiene que haber de todo. Una persona no puede leer solo novela histórica sin cansarse, o solo novela romántica sin odiar el tira-afloja que se lleva últimamente en estas historias. Así que para cada libro hay un momento, y no me parece malo que haya novelas que sirvan para desconectar de una novela que te ha sorbido el seso de lo densa, o dura, o sentimental que es.

La pega que le he sacado a este libro es que me he dado cuenta de que todas las relaciones que he leído de Megan empiezan igual: con sus personajes llevándose fatal porque la mujer no quiere tener nada que ver con el hombre, y luego acaba cayendo en sus redes. Y por otra parte, parece que tiene plantilla para los personajes, porque en todas las novelas que llevo leídas de ella hay una mujer fuerte e independiente que no cree en el amor hasta que se presenta un hombre que no puede salir de su mente, el susodicho hombre, un gay o lesbiana, y diversos personajes secundarios (entre los que se suele encontrar una madre o un padre súper unido a su hijo/a). 

Poco más puedo decir de esta novela. Es verdad que la historia de Carmen y Teddy es increíble, y me ha encantado el final que ha tenido la misma, aunque la propia autora haya reconocido que no es el final real. Una cosa que me ha llamado la atención es que, en las fotos que se incluyen en el interior de la novela, la cara de su padre aparece pixelada, y no encuentro razón para ello (que la habrá, pero me ha sorprendido).

Me ha parecido una novela muy entrañable, muy "marca Megan" y que me ha servido para desconectar y volver a coger los libros que tengo que terminar con más ganas, que parecía que me había atascado un poco...